III domingo de cuaresma

CRISTO FUENTE DEL AGUA VIVA
Seguimos en nuestro caminar cuaresmal y la palabra de Dios nos invita a poner la confianza en Él y a tomar del agua que da vida que es Cristo.


PRIMERA LECTURA Éxodo 17, 3-7
En el relato bíblico del éxodo se encuentran dos realidades: la realidad del pueblo cuyo corazón está lejos de Dios y en  cuanto tiene sed murmuran contra Dios y querían atentar contra Moisés, y la realidad de Moisés que tiene plena confianza en Dios e intercede por ellos; Cada uno de nosotros puede encontrarse en cualquiera de estas dos realidades que se hacen mas evidentes en moentos de dificultad, donde se esfuma o se crece nuestra confianza en Dios; El Éxodo nos muestra un pueblo que quiere culpar a Dios de sus dificultades y un Moisés, que siempre busca su refugio en Él pues tiene certeza que Dios no falla.
Pregúntate hoy, a la luz de eta lectura: ¿Confío en Dios como Moisés con la certeza que no me falla o actuo como el pueblo murmurando contra Dios, desconfiando de él y culpándolo de todo lo que me ocurre?


SALMO RESPONSORIAL
Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9
Nos unimos como pueblo de Dios dicendo: "Escucharemos tu voz Señor"


SEGUNDA LECTURA Romanos 5, 1-2. 5-8
San Pablo, en sintonía con el libro del Éxodo, nos invita a tener fe en Dios, el hombre que tiene fe vive en la esperanza de la vida eterna, sus actos tienen sentido y su vida un horizonte claro, se reconoce bendecido por Dios ya que el amor de Dios ha sido derramado en cada uno de nuestros corazones.
¿Soy persona de fe? ¿En quien está puesta mi esperanza?




EVANGELIO San Juan 4, 5-42
El evangelio nos pone a Jesús en el camino, es decir Jesús está junto a nuestra vida, especialmente en este caminar cuaresmal, lo hace al mediodía, tiempo donde nosotros tenemos mayor actividad y se le presenta a una mujer samaritana que viene por agua, es decir Jesús no excluye a nadie, se propone como agua que quita sed, en este contexto hoy podemos sacar tres importantes momentos para vivir este evangelio.



1. Tener sed
Es estar sedientos de Cristo, tener necesidad de él, puesto que hoy en día el ser humano busca saciar su sed en otras fuentes que lo contaminan: el orgullo, la indiferencia, el poder… esto lo esteriliza y lo convierte en un desierto.

Hoy el Señor jesús se nos presenta en el camino como agua viva que nunca más nos permite tener sed.


2. Cumplir la voluntad del padre
Es cumplir los designios de Dios, es caminar bajo su voluntad, poder vencer nuestros caprichos, nuestras terquedades que nos hacen sufrir; es entender  que Dios escribe derecho en renglones torcidos, en palabras más claras es dejar que Dios entre a mi vida.



3. Conversión y anuncio: 
Al encontrarse Jesús con la mujer samaritana, Jesús produjo conversión en su corazón, tanto así que pidió agua viva, agua que quita la sed para toda la vida; cuando me encuentro con Jesús no puedo quedarme callado, mi corazón y mi vida me llevan a comunicar la alegría de Cristo que es libertad, paz y amor, es reconocer que agua viva y vida eterna. ¿De que tengo sed hoy?


TAREA:
Pondré en las manos de Dios todos mis actos y trabajos

Cuenteme un cuento Padre José:
Al finalizar el cuento, analiza si eres capaz de cortar tu cuerda, ¿Confias o no en Dios?

Cuentan que un alpinista se preparó durante varios años para conquistar el Aconcagua. 
Empezó a subir y el día fue avanzando, se fue haciendo tarde y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo para llegar a la cima ese mismo día. Pronto oscureció. La noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña y ya no se podía ver absolutamente nada.
Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes. Subiendo por un acantilado, a unos cien metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires.
Caía a una velocidad vertiginosa, sólo podía ver veloces manchas más oscuras que pasaban en la misma oscuridad y tenía la terrible sensación de ser succionado por la gravedad. Seguía cayendo, pensaba que iba a morir, pero de repente sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos...

Como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura.
En esos momentos de quietud, suspendido por los aires sin ver absolutamente nada en medio de la terrible oscuridad, no le quedo más que gritar: "¡Ayúdame Dios mío, ayúdame Dios mío!".
De repente una voz grave y profunda de los cielos le contestó:
"¿Qué quieres que haga?"
Él respondió: "Sálvame, Dios mío".
Dios le preguntó: "¿Realmente crees que yo te puedo salvar?"
"Por supuesto, Dios mío", respondió.
"Entonces, corta la cuerda que te sostiene", dijo Dios.
Siguió un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda y se puso a pensar sobre la propuesta de Dios...

Al día siguiente, el equipo de rescate que llegó en su búsqueda, lo encontró muerto, congelado, agarrado con fuerza, con las dos manos a la cuerda, colgado a sólo MEDIO METRO DEL SUELO.

El alpinista no fue capaz de cortar la cuerda y simplemente, confiar en Dios.

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